sábado, 30 de mayo de 2015

¿Qué es la melanina y cómo nos bronceamos?


La melanina es un pigmento que oscurece la piel para protegerla del daño que ocasionan los rayos ultravioletas del sol, que tienen capacidad para destruir el ADN celular .El pelo y el iris de nuestros ojos también la contienen.
La melanina no es exclusiva de los humanos: está en la mayoría de seres vivos. Algunos animales pueden camuflarse cambiando su color y las plantas exhiben sus tonos gracias a ella. Se trata de un pigmento derivado de la tirosina, un aminoácido indispensable para que todo nuestro organismo funcione correctamente. En nuestra piel se fabrica en los melanocitos, unas células de la epidermis, y en la raíz del pelo que cubre nuestro cuerpo. Es la que confiere los tonos marrones y rojizos de la piel y el cabello. Pero la función principal de la melanina es defendernos de los efectos perjudiciales de la radiación ultravioleta.

La luz ultravioleta es la que estimula la producción de melanina, que “neutraliza” los rayos UV porque los absorbe y los emite después a distintas longitudes de onda.

Las células que fabrican melanina, los melanocitos, están en contacto con los queratinocitos, las células más abundantes en la superficie de la epidermis, a través de los cuales les ceden partículas del pigmento almacenadas en unas microscópicas bolsitas llamadas melanosomas. Desde los melanosomas, las partículas de melanina colorean de oscuro la piel.

Cuantos más melanosomas alcanzan a los queranocitos de la superficie, más se oscurece la piel. La parte interna de los antebrazos y las piernas es más clara que la cara o el escote porque en esas zonas hay menos melanocitos fabricando melanina.

Nuestra piel fabrica dos tipos distintos de melanina. Las personas de piel clara y las pelirrojas fabrican más feomelanina (es la que da el color rosado a diferentes partes del organismo, como los labios) y las morenas y de raza negra, más eumelanina. La eumelanina absorbe al máximo las radiaciones ultravioletas y por ello se considera un fotoprotector natural. Es decir, que la pigmentación oscura de la piel permite que ésta esté protegida.
En cambio, la feomelanina actúa como fotosensiblizador, lo que hace que la piel sea más sensible a la luz solar, lo que es necesario para, por ejemplo, sintetizar la vitamina D. Si nos bronceamos al sol, la eumelanina oscurece nuestra piel; si dejamos de tomar el sol, la feomelanina aumenta su proporción y perdemos el color moreno.

La radiación solar actúa de diferente forma sobre nuestra piel, en función de la intensidad de ésta. Así distinguimos entre rayos UVA (Ultra violeta de tipo A) y UVB.

Los UVA, no penetran profundamente en la piel, estos son los que broncean. Los UVB, tienen una mayor capacidad de penetrar en la piel aunque tienen la capacidad de estimular los melanocitos para producir melanina, aunque al ser más profundos son los que pueden provocar las quemaduras.

Este es uno de los motivos en los que las primeras 24 horas son las más peligrosas, ya que las células no han tenido tiempo de producir toda la melanina.

En algunos casos se dan alteraciones en el contenido de melanina en la piel. Este es el caso del albinismo donde una alteración genética produce ausencia de melanina.

Ciertas hormonas también influyen en el funcionamiento de este pigmento. Durante el embarazo o la menopausia no es raro sufrir problemas de pigmentación cutánea, como el vitiligo (pérdida de pigmentación en algunas zonas de la piel), o el melasma (exceso de pigmentación).

Cuando los melanocitos no producen suficiente cantidad de melanina en respuesta a la exposición a los UV, decimos que esta persona es especialmente sensible al sol.


Algunas veces se producen reacciones alérgicas a los rayos solares, provocando reacciones dermatológicas tipo urticaria.

Estas alergias suelen ser reversibles, aunque se ha utilizar un filtro solar de protección total, si se va a estar expuesto al sol.
Image and video hosting by TinyPic










Fuente: El blog de la piel sana


sábado, 16 de mayo de 2015

¿Por qué el picor empeora al rascarnos?


 
Todos usamos la conocida frase de: “no te rasques, que es peor”. Y es cierto, si te rascas pica más, como sabe todo el mundo. Ahora se ha descubierto cuál es la base científica de este fenómeno que la sabiduría popular tiene en cuenta en todas las culturas.
La culpa de que a menudo el picor no desaparezca cuando nos rascamos la tiene la serotonina, probablemente el neurotransmisor más famoso de la época moderna, pues tiene un papel importante en el hambre, el sueño, el humor y la temperatura corporal, entre otras funciones. El equipo de Zhou-Feng Chen, de la Escuela de Medicina de la Universidad Washington en Saint Louis (EUA), ha publicado nuevas conclusiones sobre el picor. Al rascarnos, desactivamos las terminaciones nerviosas que envían la señal de picor a la médula espinal, pero también provocamos una cierta inflamación y dolor en la zona. Eso hace que aumenten los niveles de serotonina para calmar este dolor, lo que a su vez incrementa la sensación de picor.

Rascarse alivia creando un pequeño dolor, pero el cuerpo libera serotonina y crece el picor. En el estudio –publicado en Neuron– se bloqueó la producción de serotonina en un grupo de ratones a los que se les inyectó una sustancia que provoca picor en la piel. Comparando sus reacciones con las de otros ratones no modificados, comprobaron que los roedores que no producían serotonina se rascaban menos. "Rascarse puede aliviar el picor creando un pequeño dolor en la piel. El cuerpo responde al dolor liberando serotonina, que aumenta la sensación de picor", ha comentado el director del Centro Universitario para el Estudio del Picor de Washington y autor del estudio.
Este trabajo, por lo tanto, confirma que picor y dolor son sensaciones distintas, como ya se sabía desde los años 80, pero que están íntimamente ligadas. Y no es fácil romper esa relación de círculo vicioso. De hecho, el director de este estudio admite que alterar los niveles de serotonina para evitar los picores no es una solución factible, pues este neurotransmisor interviene en numerosas funciones del organismo como el crecimiento, el metabolismo óseo y la regulación del humor, que podrían verse afectadas.

Por lo tanto, de momento, se conoce un poco más de esta molesta sensación pero por desgracia, los remedios ante el picor siguen siendo los de toda la vida ( la famosa “talquistina” hidratación y paciencia). Las demás opciones aún están desarrollándose en el laboratorio.
 
Fuentes: Neuron
El blog de la piel sana
Image and video hosting by TinyPic


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...